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domingo, 30 de diciembre de 2012

Anthony Eden (1897-1977)

Tras defender el Acuerdo de No Intervención, el futuro 'premier' británico abandona su cargo al frente del Foreign Office por su disconformidad con la política moderadora de su país respecto a Italia y Alemania

Entre los políticos europeos que tienen un papel importante en la política de no intervención, resulta curiosa, cuanto menos, la actitud de su principal defensor, Anthony Eden. El secretario de Asuntos Exteriores británico se muestra en contra de la política de apaciguamiento mantenida por el Gobierno inglés respecto a Alemania e Italia, pero también se opone firmemente a que las llamadas democracias occidentales ayuden a la República española.

En el momento de estallar la Guerra española, Edén es jefe del Foreign Office, el Ministerio de Exteriores británico. Presiona a Francia para evitar que intervenga a favor de la República. El historiador Ángel Viñas asegura que en estos primeros lances de la Guerra prefiere, en el fondo, una victoria nacional a una "comunista", aunque su obsesión por mantener a los gobiernos occidentales al margen del conflicto acabe provocando un giro de los republicanos hacia la única potencia que les ayudaba: la Unión Soviética.

Edén es uno de los impulsores del Acuerdo de No Intervención, y junto al presidente del Comité, el conservador Lord Plymouth, se opone a sancionar a Italia y Alemania, que sí intervienen desde el primer momento en la Guerra al lado de Franco. Edén llega a argumentar que hay un país más culpable que Alemania e Italia en la vulneración de los acuerdos, aludiendo a la Unión Soviética.

A pesar de que sus decisiones perjudican principalmente a la República, Anthony Eden se guía al tomarlas por un principio de neutralidad y por la intención de aislar la Guerra española. Cuando en noviembre de 1936 Samuel Hoare, primer Lord del Almirantazgo, proyecta conceder derechos de beligerancia al bando nacional, Edén se opone, y a duras penas consigue convencer al resto de ministros ingleses de lo erróneo de la idea. En enero del 37 propone que la Armada británica patrulle las costas españolas para impedir que lleguen armas a cualquiera de los dos bandos. El entonces primer ministro inglés, Stanley Baldwin, no apoya sus propuestas. No es éste su único choque con un primer ministro en esa época: sus enfrentamientos con el sucesor de Baldwin, el campeón del apaciguamiento Neville Chamberlain, le llevan a dimitir en 1938, dejando su puesto en manos de Lord Halifax.


Robert Anthony Eden nace en Durham (Reino Unido) en 1897, en una familia de terratenientes. Cursa sus estudios en el elitista colegio de Eton y en Oxford, donde se gradúa en lenguas orientales. Junto al árabe y el persa, llega a dominar el francés, el alemán y el ruso.

Su carrera militar comienza en la Primera Guerra Mundial, durante la cual es distinguido por sus servicios con la concesión de la Military Cross. Cinco años después, en 1923, es elegido miembro del Parlamento por el Partido Conservador. Edén alcanza en tres años el rango de secretario del Parlamento en el Foreign Office, y en 1931 es nombrado vicesecretario del Ministerio, cargo que conserva hasta que en 1934 es designado embajador en la Sociedad de Naciones.

A pesar de su confianza en la nueva organización internacional, Eden es de los primeros en darse cuenta de que la política de apaciguamiento respecto a Italia y Alemania no es el camino para preservar la paz, sino la vía directa hacia un nuevo conflicto armado. En privado se muestra contrario a la política mantenida por quien en 1935 era secretario de Asuntos Exteriores inglés, Samuel Hoare, empeñado en contemporizar con Italia tras la invasión de Abisinia por el Ejército de Mussolini.

Cuando Hoare dimite en 1935, Edén ocupa su puesto con sólo 38 años. Es una época complicada para un secretario de Asuntos Exteriores. A pesar de su oposición a las dictaduras de Hitler y Mussolini, apoya la línea del primer ministro Neville Chamberlain de mantener la paz en Europa haciendo concesiones a Alemania, defiende la política de no intervención en la Guerra Civil española y no protesta cuando Chamberlain tolera la ocupación de Renania por Hitler. Pero el 19 de febrero de 1938 dimite por su desacuerdo con las negociaciones de éste con Italia y se alia con Winston Churchill, jefe de la oposición, en su confrontación con la postura apaciguadora del primer ministro.

Al empezar la Segunda Guerra Mundial, Eden vuelve al Gobierno de Chamberlain, esta vez como secretario de Estado para las Colonias, un cargo secundario en ese momento. Pero cuando Winston Churchill es elegido primer ministro en 1940, nombra a Anthony Eden ministro de Guerra. A pesar de ser uno de sus colaboradores más cercanos, la forma personalista con la que Churchill dirige la Guerra relega a Edén al papel de lugarteniente del primer ministro.

Concluida la Guerra Mundial, y con los conservadores en la oposición, todo hace pensar que Eden, que entre 1942 y 1945 también ha sido presidente de la Cámara de los Comunes, se convertirá en el sucesor de Churchill, pero éste seguirá al frente del Partido Conservador. En 1951, su partido vuelve al poder y Edén es designado secretario de Asuntos Exteriores por tercera vez en su carrera. En esta ocasión sí tiene oportunidad de ejercer todas sus funciones, en un momento tan importante como el comienzo de la Guerra Fría. Pero aunque su gestión es afortunada, no consigue que Gran Bretaña recupere el poder que había tenido antes de la Guerra. En esta época, su relación personal con Churchill se estrecha al casarse con una sobrina suya, pero también sufre una enfermedad de la vesícula que minará su carácter para el resto de su vida.

En 1955, con la retirada de Churchill, Eden ve cumplido su sueño de alcanzar el cargo de primer ministro. Todo augura el inicio de un periodo de éxitos; a su experiencia política se une la fama que atesora desde los años 30 y el carisma de que disfruta entre la población. Pero Eden nunca llega a tener una agenda política clara, y su escaso conocimiento de temas como los económicos le lleva a delegar continuamente en sus ministros y a centrarse en la política exterior, en estrecha alianza con los Estados Unidos.

En 1956, Eden intenta impedir la nacionalización del Canal de Suez por parte del presidente egipcio Nasser enviando tropas británicas, acompañadas de las de Israel y Francia, a invadir la zona del Canal. La maniobra propicia una enorme protesta internacional y Eden está a punto de provocar un conflicto entre Estados Unidos y la URSS. El presidente Eisenhower exige a Eden que retire sus tropas inmediatamente y éste decide la retirada sin consultar previamente con Francia.

La bofetada del amigo americano arruina la reputación de Eden como estadista. Su secretario de Asuntos Exteriores, Harold MacMillan, le sucede en el cargo de primer ministro cuando Eden dimite en 1957. Decide entonces retirarse de la política para vivir con su segunda mujer en Wiltshire y escribir sus memorias políticas. Edén recibe el título de conde de Avon en 1961 y fallece en Salisbury en 1977.

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