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viernes, 10 de enero de 2014

Delgado Serrano (1887-1967)

Militar africanista, su nombre queda unido a la historia del alzamiento nacional al sublevarse, junto a la unidad que dirige, el 17 de julio de 1936 en Marruecos y por lograr importantes hazañas en la Batalla del Ebro

El 6 de agosto de 1938, cuando la resistencia republicana hace peligrar el avance nacional hacía el norte, las fuerzas comandadas por Delgado Serrano atacan y liquidan al contingente republicano situado entre los municipios de Mequinenza y Fayón (Zaragoza), rompiendo así el tapón a que está siendo sometido el Ejército nacional. Aquel éxito le lleva a ser felicitado personalmente por Franco.

Como muchos de sus compañeros de armas, desde muy joven el futuro teniente general nacional Francisco Delgado Serrano (1887) se sintió atraído por la vida castrense. Es por ello por lo que ingresa con el límite mínimo de edad en la Academia Militar destacando rápidamente por su rendimiento académico. Con tan sólo 18 años de edad se licencia, y con la estrella de alférez en el hombro comienza a prestar servicio en el Ejército, África es su primer destino, pasando a formar parte de las fuerzas de choque que participan en las distintas campañas de Marruecos. Allí, según han coincidido en señalar diversos autores, Francisco Delgado Serrano pronto da constancia de su arrojo, preparación técnica y capacidad de liderazgo -dotes que le acompañarán a lo largo de toda su carrera- siempre en primera línea de combate.

Precisamente, esas virtudes son las que le permiten ser distinguido y galardonado en numerosas ocasiones por el alto mando militar y, tras los ascensos reglamentarios, obtener el grado de comandante por méritos de guerra.

Cuando estalla el alzamiento, el 17 de julio de 1936, Delgado Serrano, destinado en Marruecos, ostenta el rango de teniente coronel, con antigüedad desde julio de 1934, y es el jefe del Grupo de Regulares de Alhucemas.

Su privilegiada posición en la colonia marroquí y su identificación con los preceptos que defienden los sublevados le sitúan como uno de los promotores secundarios del golpe de Estado. De acuerdo con esos principios, Delgado Serrano se alza como jefe del grupo al que pertenece, la primera unidad que se subleva durante la noche del 16 al 17 de julio de 1936.

Este movimiento de fuerza significa la cristalización de las numerosas reuniones conspiratorias, decisiones aisladas y tanteos que marcaron la agenda de los militares insatisfechos con la gestión del Gobierno republicano.

De este modo, Francisco Delgado Serrano queda unido para siempre a la historia del primer acto del alzamiento y al nombre de los militares que toman partido en el mismo, que son, el entonces comandante Ríos Capapé, cabecilla de la marcha sobre Villa Sanjurjo, del Batallón número 5 de los regulares de Alhucemas; el comandante marroquí Mohamed Ben Mizziam, responsable de la unidad de regulares de Alhucemas; el coronel Fernando Barrón, al frente de los regulares de Melilla, y el comandante Luis Carbonell, a cuyas órdenes se encontraban los legionarios de la 1ª Bandera.

Tras su papel protagonista jugado en el norte de África, Delgado Serrano salta a la Península y su participación es relevante en la marcha sobre Madrid tras ser nombrado jefe de la 3ª Agrupación de la Columna de Yagüe. Así, saliendo desde Sevilla, controlada desde los primeros días del conflicto por Queipo de Llano, avanza junto a sus tropas hasta situarse a pocos kilómetros de Madrid, en concreto, en las estribaciones de la Ciudad Universitaria.

Una vez generalizado el avance de las fuerzas del sur, y después de que las tropas nacionales consumaran la conquista de Talavera de la Reina (Ávila), Franco ordena a Delgado Serrano llevar a cabo, como parte de la estrategia de envolvimiento de Madrid, el enlace de su agrupación con las fuerzas de Mola, situadas en la provincia de Ávila.

Al mismo tiempo que la base de operaciones para atacar Madrid se establece en Talavera, el ya coronel Delgado Serrano, cumpliendo con la orden de Franco, se dirige al norte para entrar en contacto con las tropas de Mola, compuestas por una fuerza de Caballería que viene de Ávila y se encuentra a las órdenes del coronel Monasterio.

El 8 de septiembre de 1936, las tropas de regulares y los legionarios de Delgado Serrano consuman la misión en la villa abulense de Arenas de San Pedro, al pie de la sierra de Gredos, privando a la República de una importante porción de sus dominios occidentales. A continuación, según señala el historiador británico Hugh Thomas, se procede a la pacificación del área recién conquistada con la "crueldad habitual" del Ejército franquista.

En octubre de ese mismo año, Delgado Serrano comanda junto a los coroneles Carlos Asensio, Heli Rolando de Telia, Antonio Castejón y Fernando Barrón, el Ejército de África, que consta de unos 10.000 hombres. Junto a sus compañeros, se ordena a Delgado Serrano efectuar el asalto final a Madrid con la ayuda de 10.000 falangistas, requetés y soldados regulares, dirigidos todos ellos por el general Luis Valdés Cabanillas, que ocupará en noviembre de ese mismo año la Gobernación General de la Junta Técnica del Estado.

Es en esa acción donde, en uno de los combates que se suceden durante el avance hacia Madrid, el coronel es alcanzado por el enemigo al intentar cruzar el río Manzanares.

A finales de 1937, una vez restablecido de sus heridas y tras haber sido habilitado para general por méritos de guerra, Delgado Serrano es destinado al mando de la 82ª División. Como máximo responsable de la misma, toma partido en diversas operaciones en la zona de Aragón, encontrándose en el sector de Teruel cuando el Ejército Popular endurece su resistencia tras la llegada de las tropas nacionales al Mediterráneo, el 15 de abril de 1938.

Es entonces cuando Franco decide atacar a los republicanos por el Maestrazgo con las divisiones de Sánchez González, García Escámez y Delgado Serrano. Después, y a pesar de la dureza de aquel enfrentamiento, participará en la Batalla del Ebro. Es entonces donde, según reconocen varios autores, el militar vive el momento más brillante de su carrera. La hazaña tiene lugar el 6 de agosto de 1938, cuando logra romper el tapón a que está siendo sometido el Ejército nacional en el sector del Ebro.

Una vez finalizada la Guerra, Delgado Serrano continuará sirviendo en el Ejército, consiguiendo el rango de general de División en 1943. Siete años más tarde, promociona a teniente general.

En 1967, Francisco Delgado Serrano fallece en el hospital militar Generalísimo Franco de Madrid. Poseedor de la Cruz Laureada de San Fernando, durante su larga carrera obtuvo otros títulos al mérito militar, como el de Caballero de la Legión de Honor Francesa o el de Comendador de la Corona de Italia.

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