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viernes, 24 de octubre de 2014

Han sido condenados a muerte los ex generales Goded y Burriel por alzarse en armas contra el Gobierno republicano

A las siete y cuarto de la mañana comenzó, a bordo del vapor «Uruguay», el Consejo de guerra sumarísimo instruido contra los ex generales Goded y Burriel, acusados del delito de rebelión militar. 

El juicio se vio en el comedor de primera del barco. 

Presidió la Sala el coronel don Guillermo Pérez Cusi. 

De defensores actuaron el comandante de Estado Mayor don Antonio Aímat, que era propietario, y suplente. D Antonio Sánchez Bravo. 

Asistieron 30 periodistas, 10 fotógrafos, 40 milicianos, 10 abogados y numerosos guardias civiles. 

Goded asiste vestido de uniforme, y Fernández Burriel, de paisano, sin corbata. 

El secretario de Sala anunció el comienzo de la vista del sumario por los sucesos ocurridos en Barcelona el día 18 de Julio de 1936, dirigidos contra el general jefe de la cuarta división orgánica, hallandose procesados como jefes del movimiento el general Goded,que mandaba la Comandancia militar de Baleares, y el Sr. Fernández Burriel, que mandaba la segunda brigada de Caballería de Barcelona.

 Lectura de las declaraciones.-La de Goded 

El juez instructor da lectura al apuntamiento, en el que se detalla la forma en que se inició el movimiento faccioso, alzándose los citados militares contra el Poder legal de la Pepública. 

El ponente lee la declaración prestada por Goded el 19 de dicho mes de Julio. Dijo que llegó a Barcelona procedente de Baleares. Marchó a la Comandancia de la cuarta división, haciéndose cargo del mando de las tropas a requerimiento de la guarnición de Barcelona. 

Cree que el movimiento era general en todo el Ejército. 

No se alzó contra el régimen republicano, sino contra la anarquía, siendo prueba de ello que los sublevados salieron a la calle al grito de ¡Viva España! ¡Viva la República,! 

No trataron con ningún político. Era él director del movimiento,.Pero no sabe qué persona podía ser el jefe. 

Hubo cuatro personas que no tomaron parte directa en la sublevación, que fueron su hijo don Manuel, su ayudante D. Carlos Lázaro, un oficial de Marina, detenido, cuyo nombre, ignora, y otro oficial que se presentó vestido de paisano en la Comandancia. 

Respecto al general Llano de la Encomienda, que era el jefe de la cuarta división, no cree que estuviera comprometido en el movimiento. 

El tuvo una escena violenta con dicho general, y después el señor Llano de la Encomienda se retiró con su familia por hallarse enfermo. 

La de Burriel 

Seguidamente el juez lee la declaración prestada por Fernández Burriel hallándose herido en el 
Hospital Militar, de donde salió hace pocos días. 

Dijo que siempre fue afecto a la República. Si permitió que la noche del 19 salieran los regimientos a la calle no fue para luchar contra la República, sino contra la anarquía. 

El no dio órdenes de ninguna clase en la Comandancia, sino que se puso a las inmediatas de Goded

Cree que el jefe de la rebelión era González Carrasco. 

Otras declaraciones. -Los genera les Llanos y Aranguren 

Luego se lee la declaración del general Llano de la Encomienda, jefe de la cuarta división orgánica. 

Dice que por las referencias que le dio el Gobierno conocía la situación y tenía confianza en la guarnición; pero no ocurrió así, ya que varios Cuerpos se levantaron en armas contra la República. 

A su juicio, era director del movimiento el general Fernández Burriel

A continuación se leen las declaraciones de varios testigos, muchos de ellos procesados, incluso la del general Legorburu. 

Coinciden en que el movimiento no iba contra el régimen, sino contra la anarquía. 

Ignoran si el jefe del movimiento era Fernández Burriel

Se lee otra declaración del general Aranguren, que dice no tenía ninguna noticia del movimiento insurreccional. Confiaba absolutaniente en la disciplina de las fuerzas a su mando. 

Desde el departamento de Gobernación expuso al general Llanos la conveniencia, de que urgentemente saliesen tropas leales a la calle, y se encontró con que sólo respondía a su requerimiento una compañía de Intendencia, con un comandante y un capitán, por lo que entonces el general Aranguren dispuso que las fuerzas de la Guardia civil a sus órdenes saliesen a la calle a cumplir su deber de defensa del Gobierno legalmente constituido. 

Goded y Burriel le invitaron a sumarse al movimiento, a lo que él no solamente se negó, sino que les exigió que se reintegraran a la legalidad, orden que desobedecieron, especialmente Goded, esclavo de una obsesión que le impedía abandonar el camino que habla emprendido, como lo demuestra el hecho de que secuestrase al general Llanos y a su ayudante. 

Expone en términos concretos la actuación abnegada y heroica de la Guardia civil, que salió a combatir las fuerzas rebeldes para defender la República y el orden, sin perjuicio de proteger, después de la guarnición, incluso con peligro de sus vidas, a los militares rendidos. 

El fiscal y la defensa interrogan a los procesados 

El defensor pregunta a Goded si dio órdenes durante el movimiento sedicioso, y contesta el procesado negativamente, por estar incomunicado. Se le pregunta si vino a Barcelona para ponerse al frente del movimiento y contesta que sí. 

El fiscal le pregunta si puede decir quién le requirió para que viniese a Barcelona y responde que lo ignora. 

El defensor pregunta al ex general Burriel si dio alguna orden como jefe de la división antes de que llegase Goded y contesta negativamente. 

El fiscal le pregunta si estuvo en la reunión de generales que el día 18 convocó el general Llanos, y contesta afirmativamente. 

Se le pregunta si cree que se puede defender a la República atacando a sus órganos legítimos, y replica de una manera vaga 

La prueba testifical -Declaran los generales Llanos de la Encomienda y Aranguren 

Comparece a continuación el general Llanos, y a preguntas del defensor, dice que no había visto ninguna orden firmada por Buniel como director del movimiento, ni tampoco vio en Barcelorm al general Goded conspirando. 

A preguntas del fiscal ratifica las declaraciones prestadas por él en el sumario, y dice que todos los generales con mando le prometieron lealtad y fidelidad. 

Al presentarse para declarar el general Aranguren se levantan todos los que están en la sala, a excepción del general Goded, Burriel se levanta e inclina ante el general Aranguren. 

Preguntado por el fiscal sobre el carácter que tuvieron las conversaciones telefónicas que tuvo con Goded y Burriel, dice que era para que se sumase al movimiento que tendía a salvar a España. «Yo les contesté que no podía levantarme contra el régimen, y les advertí que si el movimiento era contra el Gobierno no tenía razón de ser, por cuanto ya se había formado nuevo Gobierno.» 

También comparecen diversos testigos que son militares procesados, negando que recibieran órdenes de Burriel

Informe del fiscal 

El fiscal, D. Pedro Rodríguez, hace un informe sobrio, exento de pasión, en el que pone de manifiesto su espíritu republicano. 

«Hoy voy a cumplir el deber del Ministerio fiscal y espero expresarme con una seguridad absoluta; pero no puedo ocultar la emoción que despierta en mi espíritu la gravedad de los hechos ocurridos. Con esta emoción, séame permitido en primer término saludar al pueblo catalán, que ha escrito con su sangre una epopeya gloriosa en defensa de su régimen estatutario y de la auténtica República plasmada en la Constitución, aplastando, con la colaboración de las fuerzas leales, el movimiento subversivo. 

El movimiento iba contra el Estatuto, contra la Constitución, contra la República y contra el Gobierno constituido. Nadie, ni por nada, bajo ningún título, podía arrogarse autoridad para derrotar 
un Gobierno legal, aunque se aleguen ideales equivocados. 

Después hay que tributar un homenaje a las fuerzas leales que se han opuesto al movimiento, que, junto con las populares, felizmente lo hicieron fracasar. He aquí los hechos tal y como yo los entiendo. 

El 18 de Julio se inició en Marruecos una rebelión militar que estaba previamente concertada con todas las fuerzas militares del territorio nacional. En la madrugada del día 19, después de una reunión convocada por el general Llanos, en la que éste dio cuenta de las medidas de precaución que 
debían tomarse, se comprobó, no obstante estas medidas, que la mayor parte de las fuerzas de la guarnición se colocaban en una actitud de franca y descarada oposición a la República y el Gobierno. La rebelión se produjo, e iba directamente contra el Gobierno constituido legalmente. Quede esto bien entendido.

Iniciando el movimiento, las fuerzas populares, junto con las de Carabineros, Iniendencia, Guardia civil y Aviación, se opusieron a la rebelión. No obstante la importancia numérica, de los sublevados, 
éstos no pudieron vencer al pueblo ni a las fuerzas leales. A mediodía del domingo un elemento destacado de la rebelión tenia el convencimiento del fracaso y acudió a la división con el propósito de arreglar lo que ya no tenia arreglo, ya que cuando se ha dado el primer paso en estos casos es imposible retroceder El auténtico jefe de la rebelión cayó en manos del pueblo y de las fuerzas leales. Los responsables son muchos; pero ahora vamos a ocuparnos de aquellos sobre los que pesa la mayor responsabilidad. 

El general Burriel tomó partido por la rebelión, y puesto en él camino de ésta, a falta de otro general, más significado, no tenía más remedio que ser el jefe de la sublevación. Presenció cómo el coronel de una brigada de Caballería se dirigía a las tropas en forma subversiva. Ningún subordinado podía hacer semejante, cosa sin su venia. Determinada la jefatura de Burriel, ésta se mantuvo hasta la llegada del general Goded. Lo ha afirmado Goded y lo han corroborado varios testigos. El general Burriel es el más antiguo en el mando en la guarnición de Barcelona, y, por lo tanto, a él le es imputable la responsabilidad de la rebelión. 

Los hechos están comprendidos en el artículo 237 del Código de Justicia militar, en el que se define claramente el delito de rebelión militar. Se levantaban, decían los generales sublevados, contra un movimiento extremista, aunque se ignoraba si era de derecha o de izquierda, y que aun no se había manifestado en la calle. Los rebeldes se atribulan unos derechos y unas prerrogativas a las que nadie ni nada los autorizaba. 

Del delito de rebelión militar son responsables, en concepto de actores, los dos procesados. El general Goded es indudable que fue el jefe de la rebelión. Que lo fue también el general Burriel, podría ser objeto de discusión; pero yo creo que si lo fue, por ser el general más antiguo de la guarnición. Por si fuera poco esto, las circunstancias que rodean los hechos son tremendas, y los daños superan a toda imaginación: se han causado daños al Estado, al pueblo, a la disciplina; se ha deshecho al Ejército. 
La pena es taxativa. En mi mano no está modificar la ley, debemos atenernos, y a la responsabilidad criminal hay que añadir la responsabilidad civil con los daños causados, que son incalculables. Ha llegado el momento de formular la pena por el delito que he calificado.» 

Petición de la pena de muerte 

Se ponen en pie todos los presentes, y solemnemente dice el fiscal: 

«En nombre de la ley de la República pido la pena de muerte para los procesados Goded y Burriel.» 

El defensor solicita que se les condene a reclusión temporal y correccional, respectivamente 

A continuación informa el defensor, comandante de Estado Mayor y abogado Sr. Aymat. Dice que por sus ideas liberales está al lado del pueblo, pues así lo demostró defendiendo a varios de los procesados por los sucesos de Octubre. 

Reconoce que sus defendidos han delinquido; pero no con la gravedad señalada por el fiscal. Cree que hay en su favor atenuantes. Este movimiento no iba dirigido contra la República, como lo evidencia los gritos de ¡viva España! y ¡viva la República! que dieron los sublevados. Un militar no 
debe rebelarse nunca, ya que hay medios democráticos para modificar las cosas que precisen modificación. 

La guarnición de Barcelona pidió al general Goded el prestigio de su nombre, y éste lo dio alentado por el ejemplo de otros nombres prestigiosos de militares también complicados en el movimiento. 
Mas éste no fue preparado por Goded. Fue su cabeza visible. Ningún jefe recibió una orden suya; él se limitó a ofrecer su colaboración. Luego se da cuenta de que había sido engañado, y por eso se rindió. Y esto hay que considerarlo como una atenuante. 

Acerca del general Burriel, dice que no tuvo intervención directa ni activa en el movimiento. Es cierto que debió oponerse a la salida de las fuerzas de Caballería; pero nadie recibió órdenes directas 
suyas. Su delito no es de rebelión. Es cierto que es el más antiguo de los generales de la guarnición; pero no se puso al frente de la lucha, y no hay que olvidar su espíritu liberal. 

Pido que hagáis justicia y que escuchéis la voz de vuestras conciencias. 

Termina pidiendo para el general Goded la pena de reclusión militar temporal y para el general Burriel la pena de reclusión en un correccional militar.

El Tribunal se reúne para dictar sentencia

El fiscal renuncia a hacer preguntas a los procesados, que tampoco hacen ninguna alegación. El presidente da por terminado el Consejo.

El Tribunal se reunió a continuación en sesión secreta permanente, y estuvo deliberando varias horas. Parece que al terminarla reunión se ha dictado sentencia de acuerdo con la petición fiscal. 

 La Libertad La Libertad - Año XVIII Número 5107 - 1936 agosto 12 (12/08/1936)

Visita la cronología: 11 de agosto de 1936

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