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martes, 19 de julio de 2016

Álvarez-Buylla Godino, Arturo (1895-1936)

Álvarez-Buylla Godino
Capitán del Arma de Artillería y aviador militar que en 1919, participó como aviador en la Guerra del Rif con decenas de vuelos de combate. Fue condecorado con la Cruz al Mérito Militar de primera clase, la Medalla Militar de Marruecos y el Aspa Roja. En la dictadura de Primo de Rivera se disolvió el cuerpo de artilleros para ser restablecido meses después siempre y cuando los oficiales firmasen una declaración de apoyo al dictador. Álvarez-Buylla fue el único oficial en negarse a firmar, por lo que hubo de abandonar el ejército. En este tiempo trabajó como inspector en la fábrica de aviones Loring ubicada en Carabanchel y fue uno de los primeros españoles en lanzarse en paracaídas. Participó en la fallida sublevación de Jaca contra la dictablanda de Dámaso Berenguer, uniéndose a los oficiales alzados en el Aeródromo de Cuatro Vientos el 15 de diciembre de 1930. Fue el único oficial que no huyó del aeródromo tras el fracaso de la intentona, por lo que fue detenido.

No obstante, la proclamación de la Segunda República meses después permitió su reincorporación al ejército, siendo nombrado director general técnico de aviación civil. En 1934 regresó a la incipiente aviación militar española como jefe del grupo de caza establecido en Getafe. Con el triunfo del Frente Popular en las elecciones de 1936, fue nombrado secretario general del Alto Comisariado Español en Marruecos, sustituyendo provisionalmente al Comisario Juan Moles cuando éste fue nombrado ministro.   

En julio de 1936, siendo secretario general de la Alta Comisaria de España en Marruecos, desempeñaba interinamente el cargo de alto comisario, no obstante, no se percató de la conspiración militar que se desarrollaba en su entorno ni de los preparativos del alzamiento que, el 17 de dicho mes, se produjo en el protectorado marroquí.

Al producirse el golpe de Estado, Álvarez-Buylla se vio prácticamente aislado en el territorio del Protectorado frente a la casi completa adhesión de las unidades militares de la zona.  Siguiendo instrucciones de Santiago Casares Quiroga, a la sazón presidente del Gobierno, intentó resistirse a los sublevados organizando la resistencia con el Comandante De la Puente Bahamonde, en el Aeródromo de Sania Ramel, pero es consciente de la imposibilidad de oponerse a la rebelión con los escasos medios que dispone. Al final, aislado y rodeado en su domicilio junto a unos pocos oficiales fieles, fue detenido la mañana del 18 de julio en su despacho por varios sublevados a las órdenes del coronel Buruaga y trasladado al día siguiente a Tetuán, siendo encarcelado. Fue procesado en marzo de 1937 ante un consejo de guerra en el que se negó, tanto a declarar como a asistir a las sesiones por no reconocer la autoridad del tribunal, siendo condenado a pena de muerte por sedición y fusilado en Ceuta el 17 de marzo.

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