Adsense

martes, 3 de enero de 2017

Ya está servido el señorito

El señorito, en nuestro país, es una institución social de más o menos dudosa utilidad práctica. El señorito es calavera, en muchas ocasiones bebedor empedernido, en otras; "sportman" casi siempre, exestudiante de alguna carrera, jugador furioso, coleccionista de calabazas de todas las especies y tamaños conocidos, republicano, monárquico, socialista, comunista, anarquista o mujeriego, según le va en la feria,  pero casi siempre es beligerante.

El señorito suele ser irascible, por regla general, acostumbra a aborrecer al que con su trabajo o capacidad intelectual conquista un puesto preeminente, odia los títulos nobiliarios cuando ni figura alguno en su familia, detesta, por regla general, el uniforme militar que no ha podido lucir por múltiples y variadas razones que no hacen al caso, se muestra altanero con el mujerío, castigador irresistible, dominador con les que se le someten, con la misma facilidad que se humilla hasta lo indecible ante la fuerza física o los seres superiores que sabe que se hallan a salvo de cualquier intento de producirles el menor daño o molestia.

Muchas veces el señorito es bueno, cuando no es malo, precisamente. 

Pero líbrenos Dios de un señorito enojado, lastimado en su amor propio, ofendido, menospreciado, terco, ignorante de la propia pedantería, distinguido, elegante, chulo y, por añadidura, convencido en un momento dado, de su impotencia, máxime cuando a sí mismo se confiesa su cobardía y evidente, nulidad personal. 

Un señorito enfermo es algo peligroso y si tiene miedo es una hiena capaz de no detenerse ante, el crimen y hasta que ha monoseado las entrañas de la víctima escogida en un acceso de enajenación mental. En este, último caso se acrecienta en él sobre todas las demás facultades el cinismo y opera con frialdad que muchas veces se confunde con la serenidad. 

Al señorito le gusta la sumisión que le rinde: cual si fuera un ser superior, además de tener extraordinariamente desarrollado el instinto vengativo y la frase que acoge con verdadera fruición, es ésta:
— Él señorito está servido

 La Cruz : diario católico Año XXXV Número 11372 - 1936 julio 19

No hay comentarios:

Publicar un comentario